Tras enga�ar a los l�deres del Movimiento Socialista Nacional (NSM), el activista afroamericano James Hart Stern se ha hecho con el control de este emblem�tico grupo neonazi de Estados Unidos, que ahora lucha para evitar la desbandada de sus miembros, seg�n informaron fuentes de la organizaci�n.
"El se�or James Stern me enga��, me convenci� de que para proteger a nuestro grupo del proceso judicial en el que estamos inmersos deb�a cederle la presidencia", lamenta el hasta ahora l�der del NSM, Jeff Schoep, en un comunicado obtenido por Efe. El proceso al que hace referencia el "comandante Schoep", como se hace llamar el ya ex presidente del movimiento, se remonta a las protestas que tuvieron lugar en Charlottesville el 12 de agosto de 2017 y que desembocaron en la muerte de la joven Heather Heyer, atropellada por un supremacista blanco, James Fields.
Los hechos, en los que participaron en torno a una decena de grupos extremistas, llevaron a la Universidad de Virginia a presentar una denuncia por da�os emocionales y econ�micos contra esas organizaciones, entre ellas el NSM. Fue en ese momento cuando entr� en juego la figura del reverendo Stern, un conocido activista en la lucha por la igualdad racial que, seg�n explica su p�gina web oficial, se ofreci� a Schoep para ayudarle a limpiar la imagen de su grupo de cara al proceso judicial.
"El NSM es un grupo que empleaba el s�mbolo m�s ofensivo de la Segunda Guerra Mundial, la esv�stica (...). El reverendo les ha llevado a borrar la esv�stica de su logotipo y ahora reconocen que el Holocausto fue un hecho, no propaganda", sostiene un texto publicado en la web del activista. Lo que no sospechaba Schoep, o al menos eso asegura, es que entre los documentos firmados a ra�z de su acuerdo con Stern se encontraba uno por el cual le ced�a la presidencia del grupo, tal y como reflejan las actas judiciales del proceso contra el NSM.
Cuando este detalle sali� a la luz durante el juicio, la sorpresa fue generalizada. El "capit�n" Harry Hughes, portavoz de la organizaci�n, confiesa a Efe estar tan "desconcertado" como el resto del pa�s. Schoep, por su parte, ha reaccionado dimitiendo de su cargo y nombrando al "jefe del Estado Mayor" del NSM, Burt Colucci, como su sucesor; una medida que podr�a no ser suficiente para evitar la desbandada de los miembros del grupo.
"Sois gigantes entre personas inferiores y vuestra lealtad ser� recordada (...). Os pido que se�is pacientes y fieles mientras dise�amos un plan para el futuro", clama el "comandante" en su carta de despedida. Sin embargo, puede que no exista tal futuro, ya que, como el propio Schoep reconoce, la intenci�n de Stern parece ser hacerse con el control para "disolver el NSM".
La historia se repite
Resulta llamativa la inocencia con la que el l�der nazi se ha prestado a semejante enga�o, ya que aparentemente no tuvo en cuenta que entre los logros que llevaron al reverendo a convertirse en un referente del activismo contra el racismo est� precisamente el haber ejecutado una maniobra similar que acab� con una fraternidad del Ku Klux Klan (KKK) en 2016. En esa ocasi�n, Stern se vali� de su relaci�n personal con el "gran maestre" del grupo, Edgar Ray Killen, para convencerle de que le cediera el control de la organizaci�n.
La relaci�n entre Stern y el ya fallecido Killen se forj� tras los barrotes de una prisi�n del estado de Misisipi, donde el afroamericano cumpl�a condena por fraude y el miembro del clan pasaba los �ltimos d�as de su vida tras haber sido sentenciado a cadena perpetua por el asesinato en 1964 de tres j�venes activistas. La trascendencia de estos homicidios fue tal que el cineasta Alan Parker se hizo eco de la historia en su pel�cula Mississippi Burning (1988).
En su blog, el propio Stern reconoce que es "la mayor de las iron�as" que Killen entablara una amistad con �l, la cual le permiti� acabar con su fraternidad del KKK, una instituci�n que, en el sur del pa�s, "envenena todo y a todos a su paso bajo un liderazgo con pu�o de hierro que deja un rastro de sangre por donde pasa".
A pesar de que esta historia es bien conocida en todo el pa�s, Schoep defiende que obr� "para proteger al NSM" y que su intenci�n nunca fue perjudicar a una organizaci�n a la que le ha dedicado "tantos a�os de servicio". Por todo ello, el "comandante" concluye su misiva con una arenga que, no obstante, tiene un aroma a derrota: "Recordad, siempre est� m�s oscuro antes del amanecer".
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